Municipio situado en la parte meridional del Área Metropolitana de Vigo (provincia de Pontevedra), en el noroeste de España.
Tiene una extensión de 34,26 km² y una población de 12 154 habitantes (INE, 2010) llegando en época estival a quintuplicar esa cifra. Según el nomenclátor de 2010 el municipio comprende las parroquias de Bahíña (Santa Marina), Baiona (Santa María de Afuera), Baiona (Santa María), Baredo (Santa María), Belesar (San Lorenzo) y Ramallosa (Santa Cristina).
En él se encuentra el Castillo de Monterreal, que actualmente tiene función de Parador Nacional. Tiene una gran importancia histórica, ya que en marzo de 1493 Martín Alonso Pinzón arribó a las costas de Bayona tras su viaje a América convirtiendo a esta villa en la primera de Europa que supo la noticia del descubrimiento del Nuevo Mundo. Por ello el primer fin de semana de marzo se celebra en el casco histórico de Bayona una fiesta medieval llamada La Arribada.
El día 1 de marzo de 1977, se produjo el hermanamiento oficial de esta villa con la ciudad de Palos de la Frontera (cuna del Descubrimiento de América), lugar de donde salieron las carabelas descubridoras el día 3 de agosto de 1492. En recuerdo de la arribada de la carabela La Pinta, la Real Sociedad Palósfila Pinzoniana hizo donación de la estatua de Martín Alonso Pinzón, versión del escultor León Ortega de la que se erige en la Plaza del Ayuntamiento de Palos, como testimonio de hermandad entre ambas ciudades.
Supuestamente en la real villa de Baiona fue martirizada la ex santa Librada, también conocida como Santa Liberata. Fue descanonizada en 1969.
En el año 60 de la era cristiana, un gran caudillo, Julio César, estuvo en Baiona para dirigir una flota que iba destinada a someter a los herminios de las Islas Cíes En 997 sufrió también la acometida de las tropas de Almanzor, que entró en Galicia por estas tierras. Años mas tarde fueron los corsarios turcos los invasores, destruyendo la villa en una de sus acometidas, por lo que Alfonso IX de Castilla en 1190 echó los cimientos de la nueva ciudad, concediéndole varios privilegios. En 1452 era ya tan grande la importancia de Baiona, que Juan II le concedió los Reales Fueros.
Lugares de interés:
-Virgen de la roca: Es, probablemente, por su peculiar concepción, el monumento más conocido del municipio. Fue construido en granito sobre las rocas del monte Sansón por el gran arquitecto porriñés Antonio Palacios, autor de edificios y arquitecturas destacadas de estilo modernista. La obra fue inaugurada en 1930, tiene 15 metros de altura y representa a la Virgen sosteniendo en su mano derecha una barca-mirador al que se accede por una escalera interior de caracol realizada en piedra. La cara y las manos de la Virgen son de mármol blanco, obra de Ángel García, y su corona fue construida en porcelana.
Junto al monumento se levantó más tarde un parque recreativo de gran superficie, dotado de Vía Crucis, bancos y mesas de piedra, en el que se celebra el primer domingo de agosto la popular romería dedicada a la Virgen.
-Parque de la Palma: El Parque de la Palma es el parque urbano más grande de Baiona. Tiene una superficie de 11.000 m2. Está ubicado entre la muralla del castillo de Monterreal y la carretera que conduce a A Guarda. El campo de la Palma es un espacio heterogéneo, que reúne una zona ajardinada con bancos de piedra, un parque infantil, estanque, paseos pavimentados, palco de música y una amplia zona polideportiva. Por su situación, en pleno entorno marítimo, junto al Rompeolas, es un espacio confortable para el descanso, la charla y el paseo.
El Parque está unido al Paseo Pinzón, un espacio sobre la playa de A Cuncheira con jardines, bancos y un muro de contención, que en los días bravos salpican las olas del mar.
-Casco antiguo: declarado conjunto de interés histórico-artístico por la Dirección Xeral del Patrimonio en 1993. Aunque parte del casco antiguo está situado entre el Burgo (península de Santa Marta) y Sabarís, el núcleo principal está radicado en el centro del municipio y ocupa un círculo casi cerrado. Éste tiene tres entradas: por la plaza de Santa Liberata, por la del Padre Fernando y desde el crucero de la Trinidad. Sus calles son angostas, estrechas y empedradas, con edificios aportalados, de piedra o granito, y con una planta de poca altura. A cada paso hay un pequeño templo, una fuente o una casa nobiliaria. Y en el aire, siempre, el olor del mar.
-Puente de A Ramallosa: cruza el río Miñor y divide los términos municipales de Baiona y Nigrán, es uno de los más hermosos de estilo medieval que se conservan en Galicia. Tiene 10 ojos o vanos con arcos de medio punto, de los cuales ocho (36 metros de longitud) pertenecen a Baiona. Algunos de ellos son arcos ojivales, seguramente debido a los estilos vigentes en las épocas en que debió sufrir alguna reparación.
En la mitad del puente se conserva un crucero, que tiene a sus pies una imagen de san Telmo, patrón de los navegantes y a quien la historia le reconoce el haberlo mandado construir.
Debajo del puente hay un peto de ánimas que representa a las ánimas en pena. Hasta hace pocas décadas, junto a este puente se celebraban ritos relacionados con la fertilidad. Según la tradición, la mujer encinta que no lograba hijos viables conjuraba a su hado adverso vertiendo sobre su vientre agua del río. La conjura, para ser efectiva, debía realizarse a las 12 de la noche, debiendo apadrinar a la criatura la primera persona que atravesase el puente después del conjuro.
-Faro Sillerio: En 1866 se inauguró el Faro Silleiro, situado en el cabo del mismo nombre, parroquia de Baredo. Una lámpara de mecha que utilizaba aceite vegetal fue su primer combustible, sustituido en 1909 por una lámpara de petróleo.
El 3 de agosto de 1924 se inauguró el nuevo edificio en lo alto de la montaña, a 85 metros sobre el nivel del mar y a unos 250 de la orilla de la punta de A Negra. El edificio tiene adosada a su fachada oeste la torre del faro y, próximo a él, pueden verse las ruinas de una batería de tiro de la armada, con sus cañones taponados.
Desde 1960 tiene una lámpara de 3.000 watios que se puede ver a 40 millas con tiempo despejado.
Unos años antes se le había instalado una sirena, unas lentes de 25 kilómetros de alcance para orientar a los aviones y un emisor eléctrico con alcance de 200 millas y frecuencia 310,3 A2.
-Paseo de Boi Morto: El paseo de Monte Boi es tal vez la senda más apropiada para apreciar y otear los confines marítimos de Baiona. Circunda gran parte de la base de la fortaleza, en un recorrido de casi 2 kilómetros que se inicia sobre la playa de A Cuncheira y concluye bajo la Torre del Reloj del fortificado, junto a la Puerta Real, tras salvar un secreto pasadizo.
Se inauguró el 20 de enero de 1995. Tiene el firme de tierra y varios tramos cercados por bancales de piedra y granito, materiales predominantes en el ornamentado de todo el paseo. Una vez que se emprende el camino, el paseante tiene oportunidad de admirar las playas de Cuncheira, Os Frades y Barbeira, las islas Estelas y Cíes, Monteferro, Panxón y Praia América. Durante el recorrido se descubren innumerables calas dispersas y tranquilas, algunas con accesos habilitados mediante escalinatas de piedra, y dos hornacinas labradas en la pared de la muralla: la de Nuestra Señora de las Angustias (pasado Os Frades) y la de San Telmo, después de la Torre del Príncipe.
El plácido sendero avanza entre el mar pausado o agitado, según la estación, y un monte fecundo de robles, sauces, fresnos y, mayoritariamente, pinos. Para reposar tiene tres cuidadas y bien distintas áreas de descanso, una de ellas idílica (la de A Figueira).
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